El metaverso, un nuevo mundo para la inversión
El futuro parece haberse instalado en el metaverso, un universo virtual alternativo en 3D, en las que las personas interactuarán mediante avatares, trabajarán, crearán espacios de reunión o comerciales, asistirán a todo tipo de eventos y comprarán con divisas digitales. Al parecer, viviremos en un mundo paralelo al real al que accederemos con dispositivos de realidad aumentada y, en el que, según un estudio de Gartner, el 25% de las personas pasarán al menos una hora al día en 2026.
Una reciente investigación a escala global de Bloomberg estima que la economía del universo virtual ya tiene un valor de 500.000 millones de euros y alcanzará en 2030 los 2,5 billones de euros. Las grandes marcas quieren tener representación en el metaverso y están comprando parcelas que distintos mundos, convencidos de que el coste de no explorar este incipiente mercado digital hoy puede significar la obsolescencia de su negocio mañana. Además, hay un creciente interés de los inversores por los NFT (Non Fungible Token en inglés), creaciones digitales únicas y no intercambiables, que son objeto de compraventa y que, en algunos casos, se consideran arte. Valga como ejemplo, la obra digital “Todos los días: los primeros 5000 días”, que se vendió Christie’s por 69 millones de dólares.
A pesar de la expectación generada y de las desorbitadas cifras que se manejan, aún no está disponible la tecnología necesaria para que el metaverso sea una realidad. Los principales metaversos descentralizados de la actualidad (Decentraland, Cryptovoxels, Sandbox, Somnium Space, Axie Infinity y Webaverse) no ofrecen ni de lejos la experiencia virtual que se espera en el futuro. Para que funcione lo imaginado por Mark Zuckeberg cuando sustituyó el nombre de su compañía (Facebook) por Meta en una clara apuesta por esta nueva dimensión, hay que hacer fuertes inversiones en el desarrollo de infraestructuras de hardware y de software.
Actualmente se está investigado en diferentes gafas de realidad virtual y aumentada, en dispositivos sensoriales de muñeca para identificar los movimientos de los músculos y convertir las interacciones neuronales en órdenes, en tecnologías para generar modelos digitales en 3D del mundo real, entre otros. Paralelamente, se está desarrollando el software para producir la realidad virtual donde habitarán nuestros avatares. En este sentido, hace unos días se anunciaba que las principales compañías tecnológicas (a excepción de Google y Apple) se han unido para lanzar Metaverse Standards Forum, un foro para el desarrollo de estándares de interoperabilidad que posibiliten un metaverso abierto, la interconexión entre los diferentes mundos.
Inversión para el desarrollo del metaverso
Todos estos desarrollos necesitan financiación para llevarse a cabo y algunas entidades financieras e inversores están dispuestos a otorgarla. Así, el HSCBC Holdings ha creado un fondo denominado Metaverse Discretionary Strategy para invertir en el desarrollo del metaverso en cinco segmentos: infraestructura, computación, virtualización, experiencia y descubrimiento e interfaz. Hay también gestoras interesadas en el tema, como la Financiére Echiquier, que ha creado el fondo Echiquier Artificial Intelligence, dedicado a los grandes valores internacionales que desarrollan o se benefician de la inteligencia artificial.
Para quien desee invertir en el metaverso, existen también ETF (fondos cotizados en bolsa) formados por valores que están desarrollando el metaverso o que cuentan con una posición estratégica para hacerlo realidad en el futuro, como por ejemplo, el ETF de Roundhill Ball Metaverse. Incluso hay un nuevo índice bursátil, el Ball Metaverse Index, que reúne a las compañías mejor posicionadas en el metaverso.
Los principales beneficiarios de esta financiación serán, en primer término, los creadores de visores de realidad virtual y aumentada, que en un futuro permitirán mezclar la realidad virtual con el mundo real, y otros dispositivos y los proveedores de componentes clave, como los microprocesadores, sensores y controladores de pantalla, según los expertos. Una vez que estén preparados estos dispositivos, serán las empresas dedicadas a la prestación de servicios en este universo paralelo las receptoras de financiación.
Inversión en parcelas digitales
Mientras se desarrollan los mundos virtuales, empresas y particulares ya están comprando parcelas digitales. En 2021, las ventas de activos inmobiliarios en las principales plataformas de metaverso alcanzaron los 501 millones de dólares, según los datos publicados por MetaMetric Solutions, y se espera que el negocio inmobiliario siga creciendo en los próximos años.
La primera ciudad completa construida con blockchain es Genesis City, desarrollada por Decentraland gracias a una emisión de una criptomoneda que le permitió levantar 26 millones de euros. Pero no es, de ninguna manera, el único proyecto inmobiliario en el metaverso: véase, por ejemplo el proyecto Fantasy Island, que vendió unas 100 casas por 15.000 euros cada una, que ahora se venden por 300.000. En España, la plataforma Uttopion, apadrinada por la Lanzadera de Juan Roig, ha puesto a la venta 1.000 parcelas de forma limitada con precios que oscilan entre los 2.000 y los 40.000 euros. Más de 150 marcas, influencers o creadores ya tienen su parcela en este espacio virtual, que cuenta con dos comunidades de música y deporte.
Algunos fondos ya están viendo en las parcelas del metaverso una oportunidad para los inversores profesionales, aunque de momento el futuro del negocio inmobiliario sea todavía incierto y se aconseja a los particulares abstenerse o ser muy cautos. A pesar de las incerditumbres, ya hay una empresa, la canadiense TerraZero Tecnologies, que ofrece hipotecas para comprar propiedades. Estas hipotecas funcionan con pagos mensuales, como en el mundo real, aunque el activo aparece como propiedad de la empresa hasta que esté totalmente pagado, pero el futuro propietario puede utilizar el terreno como si fuera suyo.
Un mundo financiero paralelo
Las oportunidades que ofrece el metaverso para el mundo financiero son numerosas. Desde el uso de las criptomonedas, que podrían aprovechar las compañías tradicionales de pago, hasta un mejor posicionamiento para los bancos, que ofrecerían en sus oficinas virtuales un trato más personalizado del que actualmente pueden ofrecer a sus clientes en el mundo online.
La incógnita es ahora saber cuánto de este universo virtual soñado se hará realidad.
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