España Despega: La Revolución Aeroespacial en el Horizonte Global

Históricamente, el sector aeroespacial estuvo dominado por gigantes como EE.UU., Rusia y Japón, pero los recientes avances tecnológicos e inversiones han impulsado también el crecimiento de países europeos, entre ellos España convirtiéndose en el quinto más grande de Europa en términos de volumen de ventas. El sector privado, ejemplificado por empresas como PLD Space y Pangea Aerospace, ha sido crucial para impulsar la innovación, especialmente en el ámbito de los lanzadores de satélites pequeños. El panorama aeroespacial global ha sufrido una transformación, con empresas consolidadas y startups aventurándose en la exploración espacial, lanzamientos de satélites y servicios espaciales comerciales.

ACTUALIDAD

Históricamente el sector aeroespacial que comprende la industria aeronáutica dedicada a la construcción de aviones y la industria espacial especializada en la construcción de aeronaves con fines de exploración espacial no estaba muy presente en España. El motivo eran los requerimientos tecnológicos, digitales y de inversión que precisa esta actividad que tradicionalmente han encabezado Estados Unidos, Rusia o Japón. Sin embargo, la expansión y el abaratamiento de los desarrollos tecnológicos y digitales, junto a la progresiva apuesta científica han contribuido al crecimiento en España del sector aeroespacial en los últimos años. Según fuentes del ICEX, España ocupa la 5ª posición en Europa en volumen de ventas y número de personas empleadas. El mercado español alcanzó una facturación de 11.594 M EUR en 2021, empleando a más de 50.000 personas. Se caracteriza por un elevado desarrollo y una importante inversión en I+D, que alcanza el 10% de la facturación del sector. El sector ha experimentado un crecimiento relevante en la última década (42% desde 2012). Se trata de un sector estratégico para la economía española, ya que es intensivo en I+D +i (además, los resultados de las investigaciones a menudo se utilizan en otras industrias). El empleo que crea es de alta calidad. Es clave para el sector exterior, un 44% en el caso del subsector aeronáutico y un 80% del espacial (2021) de la cifra de negocios procede de la exportación. El sector aeroespacial español representa en 2021 casi el 1% del total del PIB español y el 9,3% del PIB industrial español. En España, el 84% de la industria aeroespacial se localiza entre el centro del país (principalmente Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León), Andalucía y el País Vasco y España cuenta con más de 600 centros productivos de empresas certificadas en aeronáutica. El sector espacial en España, al igual que en otros países, está formado por una combinación de agencias gubernamentales, empresas privadas y universidades que ayudan a mejorar la capacidad del país para participar en misiones espaciales. España forma parte de la Agencia Espacial Europea (ESA) que trabaja en colaboración con el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). La aportación que realiza cada nación a la ESA depende de su PIB, Alemania es el país con una aportación mayor (23.41%) y España participa con un 6.87% y colabora en diversos proyectos.

SECTOR PRIVADO

El segmento de los pequeños lanzadores espaciales se está desarrollando principalmente desde 2010, ligado al mercado creciente de lanzamientos de pequeños satélites y demanda para misiones institucionales y comerciales. Este aumento de la demanda ha generado una competencia saludable entre diversas empresas privadas que buscan realizar el primer lanzamiento exitoso de un cohete al espacio.

En este ámbito, en España destaca la empresa ilicitana PLD Space que logró recientemente el lanzamiento de su cohete denominado Miura 1. El propósito de este cohete era testear las tecnologías desarrolladas años atrás con el objetivo de llevar a cabo vuelos comerciales para poner en órbita satélites de diferentes tamaños.

Tras este logro, la empresa continúa trabajando en el desarrollo de Miura 5, un prototipo más pesado diseñado específicamente para el lanzamiento de pequeños satélites. Se prevé que el lanzamiento de Miura 5 tenga lugar en 2025 desde la Guayana Francesa.

Igualmente, en el ámbito nacional la empresa Pangea Aerospace, una start-up con sede en Barcelona y especializada en el desarrollo de sistemas de propulsión para cohetes y satélites, ha alcanzado un importante hito (octubre 2021) al encender con éxito un motor aerospike con biometano y oxígeno líquido. Este logro abre nuevas posibilidades para vuelos espaciales eficientes y sostenibles, ya que permite la reutilización de cohetes y utiliza combustibles que reducen las emisiones de CO2 en comparación con combustibles convencionales.

Pangea Aerospace ha vendido su sistema de propulsión, denominado motor «Arcos», por primera vez a la empresa estadounidense Tehiru, por un valor de 50 millones de euros. Además, la empresa tiene previsto aumentar su facturación para 2030, con ventas que superarían los 300 millones de euros.

En el ámbito europeo, otras start-ups también han realizado sus primeros intentos de llevar sus cohetes a la órbita o están en proceso de hacerlo. Por ejemplo, la firma británica Skyrora lanzó su vehículo Skylark L en octubre de 2022 desde Islandia, aunque este lanzamiento resultó un fracaso debido a un problema de software y el cohete se estrelló en el Mar del Norte después de alcanzar una altitud de aproximadamente 300 metros. Skyrora planea reanudar el lanzamiento en 2023.

Otra empresa británica, Orbex, también está compitiendo por el título de ser la primera británica en lanzar un cohete al espacio. En mayo de 2022, presentaron ‘Prime’, un cohete de micro lanzamiento orbital de satélites. A finales de 2022, Orbex completó una ronda de financiación Serie C por valor de 45,8 millones de dólares estadounidenses.

Asimismo, destacan las empresas alemanas Isar Aerospace y Rocket Factory Augsburg con sus respectivos proyectos ‘Spectrum’ (que obtuvo 155 millones de euros en una ronda Serie C en 2023) y ‘RFA ONE’ (que recaudó 30 millones de euros en 2023).

CONCLUSIONES

El sector aeroespacial ha sufrido un cambio radical en las últimas décadas, pasando de ser un área reservada para tan solo determinadas instituciones de grandes potencias como E.E.U.U o Rusia, a ser un terreno explorado desde grandes empresas hasta startups de diferentes países del mundo.

En la actualidad, se están enviando miles de satélites de pequeño tamaño cuyo fin no es solamente transmitir las comunicaciones de radio o televisión, sino que también existen ambiciosos proyectos empresariales como Starlink de Space X que pretenden ofrecer acceso a Internet de alta velocidad creado con constelaciones de satélites en órbita baja. O más recientemente, los conflictos geopolíticos de Rusia-Ucrania o Corea del Norte que utilizan el espacio para operaciones militares de defensa y seguridad nacional mediante el envío de satélites.

Esta comercialización del espacio ha hecho que nazcan empresas privadas interesadas en ofrecer sus servicios como transportadores de estos satélites al espacio. Aunque la complejidad de estos proyectos junto con la elevada financiación requerida no la hacen accesible para todos, siendo clave contar con una buena colaboración público-privado para el impulso de este tipo de proyectos y con un sector financiero también de primer nivel.

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