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junio 12, 2024

¿Invertir en hidrógeno verde es apostar por la innovación en la descarbonización de la industria?

 

La necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para combatir el cambio climático ha impulsado la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles. Las energías renovables han experimentado un gran crecimiento en las últimas décadas y del 50% en 2023, impulsado por las preocupaciones ambientales, los avances tecnológicos y las políticas gubernamentales. La transformación en el sector energético es innegable, moviendo al mundo hacia un futuro más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles. Las previsiones apuntan a que continue esta tendencia fomentada en Europa por el Pacto Verde de la UE para que los estados sean climáticamente neutrales en 2050.

En este escenario global de revolución energética delineado por una trayectoria hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el planeta que legaremos a las futuras generaciones, los biocombustibles y el hidrógeno verde se erigen como vectores energéticos alternativos. Pueden llegar a permitir descarbonizar sectores en los que la electrificación es inviable y cuya sostenibilidad es clave para los objetivos de descarbonización. El hidrógeno verde podría llegar a sustituir los métodos productivos tradicionales intensivos en carbono. No obstante, su utilización en industrias como la siderúrgica, la aeronáutica y el transporte exigirá adaptación, planteamientos innovadores y tecnologías de combustión optimizadas.

El hidrogeno verde se perfila, con sus luces y sus sombras, como una alternativa en la transición energética.

El verde es el hidrógeno que merece el calificativo de renovable. El hidrogeno gris obtenido del gas natural produce CO2 y el azul generado de forma análoga, pero capturando el CO2 con un proceso diferente produce una baja emisión. En cambio, el hidrogeno verde se genera a partir del agua, rompiendo sus moléculas (H2O) mediante un proceso de electrólisis, recurriendo a energías renovables en el proceso por lo que el grado de emisiones es cero. Se cataloga en ocasiones al hidrógeno con una amplia paleta de colores, a veces controvertida, según su procedencia y proceso de transformación (marrón, negro, rosa, turquesa, amarillo) sin embargo actualmente el hidrogeno gris y azul constituyen en torno al 99% de la producción global, dejando al hidrogeno verde aun un espacio reducido y a la vez con potencial.

El hidrógeno es el elemento más abundante en nuestro planeta, pero debe pasar por una serie de procesos para ser utilizado como fuente de energía. Su producción se encuentra ante los retos de aislarlo de los elementos a los que se encuentra asociado en la naturaleza mediante el empleo de otras energías, en el caso del verde de renovables y transformarlo y adaptarlo a su transporte, almacenamiento y uso. Por lo tanto, los requerimientos técnicos y de infraestructura vinculados a los procesos de producción de hidrogeno verde requieren de inversiones que elevan su precio final.

Destaquemos como virtudes del hidrógeno verde su bajo impacto medioambiental, su versatilidad en diversas aplicaciones, su capacidad hacer frente a los problemas de intermitencia de las energías renovables y de estimular el desarrollo económico y la innovación tecnológica. En cuanto a algunas de sus sombras aun por aclarar se topa con el alto costo inicial de producción debido a las tecnologías de electrólisis y almacenamiento de energía, una eficiencia energética limitada en el proceso de producción y la necesidad de desarrollar una infraestructura adecuada para procesos a gran escala.

El hidrógeno verde está llamado a ser una de las soluciones alternativas en la industria con procesos de alta temperatura y en el transporte y posee un gran potencial como instrumento para el almacenamiento energético. No obstante, queda aún mucho camino por recorrer en el desarrollo de su producción y sus aplicaciones. La producción de hidrógeno verde es aún reducida, siendo su coste un reto que debe ser afrontado. Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) prevé que podría ser rentable a partir de 2030, gracias al abaratamiento progresivo de las energías renovables y el descenso del coste de las instalaciones de hidrógeno.

Lugar de la senda del hidrógeno verde en el que se encuentra España

Entre los principales países con proyectos de hidrógeno verde se encuentran EE. UU., Alemania y Canadá, con una producción en 2023 de 47,3, 27,1 y 14,7 miles de toneladas respectivamente. La producción de España se sitúa en 1,7 miles de toneladas en 2023.

La hoja de ruta del hidrogeno verde a nivel nacional incluye objetivos para 2030 de 4 GW de potencia instalada de electrolizadores y reducción de emisiones en 4,6 M de toneladas de CO2. Ofrece una visión 2030 y 2050, estableciendo unos ambiciosos objetivos país cuya consecución tiende a asegurar el posicionamiento industrial y tecnológico la economía española en el contexto comunitario, la descarbonización de un volumen relevante del hidrógeno consumido actualmente y la plena introducción del hidrógeno en la movilidad sostenible. Para tender a estos objetivos será preciso movilizar inversiones estimadas en torno a 8.900 M EUR durante el periodo 2020-2030. Las previsiones apuntan a que el hidrógeno verde podría generar unos 181.000 empleos hasta 2040 en España.

En camino para abrazar la sostenibilidad manteniendo el crecimiento industrial

Las fuentes de energía renovable ofrecen ventajas medioambientales, de diversificación energética y de creación de industrias emergentes. Sin embargo, aún enfrentan desafíos como la intermitencia de la generación y la necesidad de infraestructuras de almacenamiento y distribución más eficientes. El hidrogeno verde se presenta como una solución alternativa para alcanzar la neutralidad climática sin comprometer el crecimiento industrial contribuyendo a encontrar soluciones sostenibles en sectores difíciles de descarbonizar.

El hidrogeno verde precisa de una tecnología que vaya madurando, amparada por las innovaciones técnicas, colaboración internacional y políticas y regulaciones favorables, para poder ir asumiendo más usos estratégicos y poder llegar a acompañar a la industria en su descarbonización.

Rosario A. Geûens

Licenciada en derecho por la Universidad Complutense de Madrid-San Pablo CEU en 1991, Rosario ha desarrollado su trayectoria profesional en entornos internacionales en Bruselas y en Madrid dentro del ámbito asegurador y financiero (responsabilidad de transporte marítimo, seguro de crédito, análisis de solvencia), en el seno de empresas de primer orden nacionales e internacionales (Euler, Atradius, Coface). Se integra en el equipo de INBONIS en 2022, motivada por una actividad profesional que contribuye a impulsar el desarrollo económico y por un entorno de trabajo con desafíos y en equipo. Ocupa actualmente el puesto de Senior Rating Analyst y Approving.